Que no se pierda el flamenco

Pocas cosas tan españolas, de tanta representatividad y tanta belleza. El flamenco, arte incomparable que se extiende por el cante, toque y baile, parece andar de capa caída.
Hay quien lo compara con el soul americano, pero yo digo que esas son pamplinas, a lo sumo, el soul podría ennoblecerse comparándolo con uno sólo de los aires flamencos. El flamenco es mucho más grande, inmenso.
Grandes cantaores como Antonio Mairena, Manolo el Caracol y Camarón de la Isla entre otros muchos, merecen un recuerdo, que no debería perderse en las generaciones venideras.

Las letras del flamenco son incomparables, proceden muchas veces de la sabiduría popular o hacen suyos romances que ya no pueden ser leídos sin evocar el sentimiento adquirido en los cantes.

No encontramos letras tan auténticas, tan genuinas, en la música moderna.
Letras bonitas, impactantes, de amores y desamores y de lunas y lunares, de aromas salinos gaditanos y dulces sabores indianos.

"Cambiaste el oro por plata, la plata se volvió oscura. Cambiaste una noche muy clara por una noche sin luna"

"Si vas a la mar y cuentas de la playa las arenas, hazte cuenta que has contado, una por una mis penas"

"Quieres que me suba al cielo y las estrellas te cuente y te traiga en las manos, aquella más reluciente"

"Si digo Sol, te maltrato, si te digo Luna, te hiero y si te llamo lucero, me parece que te mato. ¿Quieres que te llame cielo?"

"No niego que te he querido, lo que me pesa en el alma es volver a verte y el haberte conocido"


"Luna, quédate conmigo, ya no te vayas, porque dicen que a veces se tarda el alba"


"Si mi corazón tuviera, las paredes de cristal, te asomaras y lo vieras, gotas de sangre llorar"